Promesas de empleo que no cierran

Mientras el gobierno acelera proyectos y promete un supuesto boom de empleo, la realidad muestra cierre de pymes, pérdida de puestos de trabajo y un ataque directo a los derechos laborales. La CGT advierte, llama a la unidad y plantea con claridad que la única salida posible es la resistencia organizada. El debate no es técnico ni económico: es político y social.

Si no empezamos a unir voluntades y a organizarnos para resistir, nos van a pasar por encima. Así de claro. Hoy la CGT tiene un rol central en esta etapa, porque el avance sobre los derechos laborales no es gradual ni disimulado: es rápido y decidido.

El proyecto se quiere sacar antes del 31 de diciembre, de manera exprés. Se presentó extenso para meter todo lo que realmente les interesa y, si hace falta, después retirar algunas partes. El recorrido legislativo está claro: entra por el Senado y avanza si no hay resistencia real. Por eso es urgente organizarnos y no permitir que esto avance.

Una de las grandes preguntas que se instala es si, una vez aprobado el proyecto, se va a generar un boom de empleo. La respuesta, desde la experiencia concreta, es no. Los empresarios del sector gráfico lo dicen con claridad: no están en condiciones de tomar más personal. Todo depende de la economía, de la producción y de a quién se le vende. Con apertura de importaciones y caída del consumo, la situación es crítica.

Todos los días cierran pymes. Se habla de entre 20 y 50 por día. En ese contexto, prometer nuevos puestos de trabajo es una ficción. Incluso cuando se habla de la minería y se mencionan cifras como “más de 2.000 empleos”, queda en evidencia que no alcanza ni de cerca para revertir el daño estructural que se está generando.

Frente a este escenario, la Secretaría del Interior de la CGT, a cargo de Héctor Daer, emitió un mensaje claro: el proyecto ataca derechos laborales y sindicales, degrada la relación contractual del trabajo y exige una respuesta unificada del movimiento obrero organizado. La consigna es una sola: postergar internas, ordenar filas y defender derechos.

No hay atajos. Como se dijo en el debate, la salida no va a venir por otro lado que no sea la resistencia organizada. La pregunta que queda abierta es clave: ¿cómo está hoy el desempleo en Mendoza y cuántas empresas han cerrado en los últimos meses? Esa respuesta también forma parte de la verdad que muchos prefieren no mirar.

Ese análisis queda para el próximo bloque. Pero algo ya es evidente: con este modelo, no hay trabajo digno ni futuro garantizado.

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