En una nueva edición de Argentina Hoy, la mesa recibió a Guido Peña, dirigente de la CCC en Mendoza, para profundizar sobre la situación actual de los movimientos sociales, el impacto de las políticas del nuevo gobierno y los desafíos que atraviesa el mundo del trabajo.
Peña comenzó recordando que los movimientos sociales nacieron como consecuencia directa de las reformas neoliberales de los años 90 y de las privatizaciones que dejaron a miles de trabajadores fuera del sistema. “Somos hijos de esa resistencia”, afirmó, y señaló que las políticas del actual gobierno buscan desarticular a quienes pueden organizarse y resistir el ajuste.
Explicó que Mauricio Macri, al dejar el poder, reconoció como su “error” no haber desmontado a las organizaciones sociales. Para Peña, esa frase anticipó la lógica del actual gobierno: neutralizar a los sectores que históricamente representaron a los desocupados y precarizados.
Uno de los puntos clave de la entrevista fue la contradicción visible entre la vulnerabilidad social y el voto a Milei. Para el dirigente, el presidente supo hablarle a los trabajadores informales, cuentapropistas y precarizados con un discurso directo, mientras que gremios y sindicatos tradicionales nunca lograron integrar ni representar plenamente a esos sectores.
En este contexto, Peña sostuvo que las organizaciones sociales aún conservan un rol fundamental en los barrios populares, donde trabajan en alimentación, educación, contención y acompañamiento comunitario. Pero advirtió que el gobierno apuntó en una primera etapa contra los movimientos sociales y que ahora avanza contra los sindicatos. “Lo que se está jugando es si ese sector desaparece o no de forma organizada”, dijo.
Sobre la relación con el sindicalismo formal, Peña señaló que la UTEP ha avanzado en su incorporación a la CGT, aunque aún existen resistencias dentro del sector de trabajadores registrados. “Cuesta entender que somos lo mismo: trabajadores en blanco y trabajadores precarizados”, afirmó. Y remarcó que la unidad es indispensable para enfrentar la segunda gran embestida del gobierno.
Consultado sobre la situación en Mendoza, explicó que la UTEP sigue funcionando como mesa provincial, con unas 15 organizaciones sociales y agrarias. A pesar de los golpes de los últimos años, la articulación continúa y hoy los debates centrales giran en torno a dos urgencias: vivienda y alimentación.
La entrevista cerró con una advertencia: si la unidad entre trabajadores registrados y no registrados no se concreta, el escenario que viene será aún más difícil. Solo una organización colectiva sólida podrá sostener la resistencia frente al ajuste.
Desde Argentina Hoy, seguimos acompañando este análisis indispensable para comprender el presente social y político de Mendoza y del país.
