Mendoza se planta

Mañana Mendoza enfrenta una definición crucial: el tratamiento de San Jorge en el Senado. No es un trámite más; es el día en que volvemos a defender nuestro derecho al agua, a la vida y a un modelo productivo que no sacrifique generaciones enteras. En esta nota comparto el contexto político, los riesgos reales y por qué este 9 de diciembre tenemos que ponernos de pie.

Este 9 de diciembre no es un día cualquiera. Es una fecha que nos vuelve a poner frente a una decisión trascendental para Mendoza: el tratamiento del proyecto minero San Jorge en el Senado provincial. Y si hay algo que aprendimos en estos años es que cuando la vida está en juego, no hay excusas para quedarse en casa.

Mientras algunos intentan instalar que “todo está controlado”, la verdad es que los informes técnicos no garantizan la no contaminación. Ni en 2019 ni hoy. Y cada vez que se intenta disfrazar esas dudas con discursos apurados, la ciudadanía demuestra que está atenta, que sabe leer entre líneas y que no quiere que un puñado de intereses decida el futuro del agua para millones de mendocinos.

Este es un debate que no se puede reducir a consignas. No se trata de estar “a favor” o “en contra” de la minería como concepto. Se trata de evaluar riesgos concretos, distancias concretas y consecuencias concretas. San Jorge está a 37 km de Uspallata y a 90 km de la capital. Somos un desierto: dependemos del agua dulce que baja de la cordillera. Sin eso, nos quedamos sin vida, sin producción y sin futuro.

Y mientras escucho a dirigentes hablar de “progreso”, también escucho a las asambleas organizándose, a los vecinos informándose, a las familias diciendo “otra vez no”. Porque sí: Mendoza ya le dijo que no a este saqueo disfrazado de oportunidad. Y lo dijimos desde todos los rincones, con todas las edades, con todas las banderas.

Por eso este 9 de diciembre no es un día más. Es el día de ponernos los pantalones largos. De recordarle al Senado que la República no es un discurso vacío: es el ejercicio real de defender la vida. Es el día de decir, con toda claridad, que nuestro futuro no se negocia.

Y como siempre, desde este espacio, desde este “nosotros” mendocino que construimos cada día, voy a estar donde tengo que estar: del lado de quienes cuidan el agua, la tierra y la dignidad.

Nos vemos en la calle.

Andrea.

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